¿Cuántas veces hemos escuchado alguna de estas frases?
-"Pasar la noche en blanco", "quedarse con la mente en blanco", "estar sin blanca",...
-Buscar nuestra "media naranja",
-Estar a la última de la "prensa rosa" (e incluso "amarilla") o "verlo todo de color de rosa",
-"Ponerse morado" a comida o, algo mucho menos agradable como "comerse un marrón",
-"Ponerse negro" con algo o alguien,
-"Ponerse rojo como un tomate",
-"Poner a alguien verde" o que te cuenten "un chiste verde",
Y es que..."para gustos, colores".
Hoy nuestro #lunesdecuento viene de lo más colorido porque algo hemos aprendido en nuestro aula-taller es la fuerza expresiva que tienen los colores. Ellos nos ayudan a conectar con las emociones, desde la más agradables de experimentar (alegría, sorpresa,...) a las más transformadoras si las sabemos mirar (miedo, enfado, ...). Los colores nos ayudan a salir de esos momentos de bloqueo ante la página en blanco, traen recuerdos ya olvidados y nos ayudan a imaginar un mundo mejor.
¿Os resulta familiar esta frase grafiteada? ¡Sí, acertastéis! Hasta hace dos meses nos daba la bienvenida cada día al entrar al colegio. ¿Habíais reparado alguna vez en ella e incluso reflexionado sobre su significado? ¡¿Qué?! ¡Lo sabemos, no es tan sencillo como sacar los rotus y ponerse a pintar y más en estos días ratos! Pero también dicen que "la esperanza es lo último que se pierde". ¿Recordáis cuál es el color de la esperanza? ¿Os imagináis cómo serían los días pintados de verde? ¿y de rojo? ¿o de amarillo?
¡Leed el cuento que hoy os regalamos y lo descubriréis!
"No sé si les
dije que hoy es un día violeta, es decir, de sol que amenaza con la lluvia. De
veredas repletas de gente que apenas se mira. Así son los días violetas. A mí
me pasa que quiero escribir un cuento y la lapicera no corre de las manos. Que
tengo ganas de tomar leche con galletitas y seguro que si voy a la mesa me
encuentro con un tazón de té. Y que no me enojo porque los violetas no son días
de enojarse.
Podría
ser azul, como cuando el cielo es un espejo y las caras de las personas parecen
flores que se abren contra el viento. O rojo, como cuando todo parece estar a
punto de suceder: una risa a punto de estallar, dos manos a punto de
estrecharse, un avión a punto de levantar vuelo. Pero no. Ni rojo ni azul. El
día de hoy es violeta y así son los días violetas.
Por mucho
que uno quisiera no podría volverlo amarillo. Un día amarillo claro. De esos en
que los ojos se quedan atrapados en el vidrio de una ventana y los recuerdos
van de atrás para adelante y de adelante para atrás. Como si se abriera un álbum
de fotografías y las caras risueñas de los familiares vivieran de nuevo
momentos que ya pasaron. Esos días amarillos se confunden con los grises, sólo
porque cuando llueve el cielo se pone gris.
Sin
embargo, los días grises son distintos. En ellos puede haber sol y los árboles
estás más florecidos. En los días grises, es la mirada de uno la que tiene
nubes y entonces cualquier cosa se llora. O se hace puchero. O un nudo en la
garganta simplemente porque sí. O porque uno quisiera que fuera un día azul y
las nubes de la mirada lo nublan todo.
A mí me
gustan los días verdes. Como las copas de os árboles en primavera. Como enormes
extensiones de campo vistas desde lo alto. Son días en los cuales los edificios
parecen construidos de pasto. Y hasta los detalles blancos de la escuela
parecen hojas moviéndose de aquí para allá.
Uno se da
cuenta desde que amanece cuando un día es verde. Porque en vez de quedarse en la
cama, se sienten las piernas para caminar y saltar. Y llegar a cualquier parte,
aunque desde muy lejos.
Desde que
uno se viste sabe que el día es verde. Y entonces es posible hacer los deberes
con música de fondo. O jugar con los amigos que ese día –porque es verde para
ellos también- están más divertidos que nunca.
A mí me
gustan los días verdes porque los cuentos que escribo son los mejores y los
leen hasta los marcianos.
A mí me
gustan los días verdes porque tienen algo azul aunque no los sean. Porque los
días azules con como hermosas postales para mirar. Y los verdes son, sobre
todo, para pisar.
Hay días
lisos, con pintitas y multicolores. Horas anaranjadas con horas fucsias que se
mezclan. Y tardes blancas para enamorarse.
Así se
desliza la vida. Desde la pelta de un pintor desconocido. El tiempo se derrama
gota a gota del pincel.
Por eso
hoy es un día violeta. Y tal vez mañana sea rojo. O dorado o transparente. En
uno de esos, quizás nos encontremos."
¿Qué os parece? ¿De qué color pintaríais vuestros días? Dejad volar vuestra imaginación y si os sentís con inspiración suficiente, no dejéis de compartirlo en los comentarios. ¡Nos encantará leeros!
Además, antes de despedirnos, nos gustaría presentaros a Albert Espinosa, afamado escritor y premiado guionista español. Pasó parte de la adolescencia y juventud en un hospital, a causa del cáncer y lo que, en un principio pudiese parecer una desgracia, fue la lección perfecta para encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. Y ¿sabéis qué? hoy quiere compartir sus aprendizajes en nuestro blog.
¡No os dejará indiferentes!
👇
Por os habéis quedado con ganas de conocer más de esas "Pulseras rojas"_pinchad AQUÍ para ver el emocionante trailer de su aclamada serie. ¡Nunca está de más recordar la importancia de la amistad y el amor, más en estos días!
"Los días grises son días claros fuera de contexto" Albert Espinosa. Escritor
Para consultar la fuente de las imágenes: pinchad sobre ellas.
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